lunes, 11 de septiembre de 2017

11-S

Hoy es 11 de septiembre, y es una fecha que da para escribir de mucho. De los atentados del 11-S en Estados Unidos (si todavía seguimos creyendo que fueron “atentados”); de la masacre de Mountain Meadows en Utah en 1857; de la expulsión de los musulmanes no convertidos de Valencia, en 1609. En 1766, Carlos III de España admite a los aborígenes americanos en las comunidades religiosas; en 1906 Mahatma Gandhi inicia su Movimiento de No Violencia. En 1924, se forma en Chile una junta militar, con la cual, mediante un golpe de Estado, es derrocado Arturo Alessandri Palma. 

Y sí, cómo no llegar ahí. 1973, Golpe de Estado, bombardeo a la Moneda, muere Salvador Allende. 
Bueno, lo del 73 es conocido. Y no es de eso lo que quiero hablar, aunque es el origen de lo que me incomoda hoy. No quiero darle un tinte político, no pretendo entrar en un debate ni convencer a nadie de si fue necesario o no; ni siquiera diré mi postura (aunque muchos la conocen).

Lo que me mueve ahora es la reconciliación. Y no es dar un borrón y cuenta nueva. 

Lo primero que me indigna es ver cómo un montón de lumpens, año tras año, se escudan en esta fecha para hacer de las suyas. Y lo peor, son gente que en su mayoría ni siquiera existía en la década de los 70’. Que no se manifiestan por una creencia o pensamiento fundado en un acuerdo o desacuerdo con lo que pasó (que es mi situación, porque si bien conozco bastante de cerca la historia y he leído mucho de ella yo ni pensaba existir para el 73), que no creo tengan siquiera una postura determinada respecto del golpe militar y posterior régimen encabezado por Pinochet. Nada de eso, el objetivo es agarrar a piedrazos a quienes pasan -fui víctima una vez, no andaba celebrando ni protestando contra nadie, ni siquiera saben lo que pienso, y una turba casi nos mata-, hacer barricadas, robar, etc. Concuerdo y aplaudo todos los homenajes civilizados y con respeto por la ciudad y el resto de nosotros. Creo firmemente que cada uno es libre de expresar sus posturas, sentimientos y pensamientos, pero de manera civilizada.

Miremos fundadamente a quienes realmente sienten cada 11 de septiembre que se les abren las cicatrices. Porque hay, miles de personas a las que esta fecha realmente sí debe marcar. Familiares de detenidos desaparecidos (que si los hubo), familiares de militares que también murieron en manos de lo que algunos llaman “terroristas”, pero también en manos de sus superiores por no seguir tal o cual orden, gente inocente, “culpables”, gente que tuvo la mala suerte de estar en el lugar equivocado en el minuto equivocado. Yo puedo entender el dolor, nostalgia y pena. Podría entender incluso el rencor, que es un sentimiento que cada vez está más lejos de mi forma de ser. A todos ellos los respeto; pero no respeto una manga de delincuentes gracias a los cuales al menos Santiago se paraliza todos los 11 de septiembre pasado las 17 horas. Porque claro, nadie quiere salir lastimado y nadie quiere que la gente que trabaja con uno lo haga. Por ende, todo se corta antes. Hoy caminé bastante, y desde antes de las 5 de la tarde, hasta hace poco que entré a mi departamento, Santiago era un gran taco en todas sus calles. ¿Es razonable? ¿Tenemos que tener un toque de queda decretado por la delincuencia? (cuando si te manifiestas en contra del gobierno militar, supongo que mal recuerdo tendrás del toque de queda…. No tienen idea).

No espero que hagamos un gran perdonazo, no espero que olvidemos lo que pasó (para que no vuelva a pasar), pero me encantaría que de una vez por todas el 11 deje de ser una fecha de odio y división inexistentes. Lo más probable es que quienes sí tengan fundamentos para protestar, luego de 44 años del asunto, lo que menos piensan en esta fecha es en salir a hacer destrozos. Me encantaría que todos supiéramos que el 11/09/1973 existió, que todos tengamos nuestras opiniones, que incluso quienes quieran puedan hacer ceremonias de recuerdo, acuerdo o desacuerdo. Pero me gustaría que fuera una fecha normal, no que todo Santiago se paralice a media tarde, que la gente pueda volver a sus casas sin temor a que les pase algo… a que sea un día igual al 10 o al 12 de septiembre. Han pasado ya 44 años. 

Ya está bueno.

(Debo acotar que para dar imparcialidad a este escrito, he omitido palabras como milicos, Pinocho, crímenes, tortura….mejor no dar mi parecer). Gracias por entender.