Quién Soy

Hola,

Soy Juan Sebastián y esto es un poco acerca de todo esto.

Vengo de una familia de clase media con ciertos niveles de acomodo, como por ejemplo el colegio donde estudié. Si bien tal vez no me sentí parte de todo eso (con ciertos niveles de parafernalia), hoy no sería quien soy si no hubiese pasado por mi colegio. Mención especial a varios (muchos) de mis compañeros que hoy me doy realmente cuenta cómo son, o bien simplemente son quienes son, y no un reflejo o quienes se supone debían ser hace 20 años atrás. Porque las cosas han cambiado….
Bueno, crecí en Providencia, en casa de pasaje, a media cuadra de una plaza. Por cierto, tenía montones de amigos. Pasé desde las rodillas peladas, al rin raja, skate, pelota, alguna que otra maldad…la infancia. A estas alturas, intento recordar emociones, pero de ella me quedan más que nada imágenes, olores.. y cuando tengo suerte, un sabor.

Nunca fui bueno en los deportes. Académicamente, tampoco destaqué, pero me defendí bastante bien; mi título profesional dice “aprobado con distinción”.  Pero algo que marcó mi infancia y mi vida, fue un inesperado (y tal vez impensado) regalo de navidad, cuando yo tenía ocho años. El viejito pascuero me regaló una batería, de juguete, pero sonaba (incluso, para los que entiendan, era Remo). Y me gustó….

No sé cómo pasó el tiempo, y nos cambiamos de casa (mis viejos, hermano, hermana y yo.. no me acuerdo si el gato estaba o no, otro GRAN personaje), a La Reina en la parte alta, en la época que habían caballos, caminos de tierra y huasos con chupalla… hoy semáforos y dobles vías. Y allí empezó mi adolescencia. Donde me encontré otro gran grupo de amigos, con los cuales viví experiencias inolvidables (podríamos hacer una memoria si nos juntamos).  Y dentro de ese grupo, había (hay) varios que también tocan (o tocaban) música. Y se reavivó el gusto por la batería. Partí en la mansarda de un amigo, con bidones, algún pedazo que me quedaba de una segunda batería (esta vez de madera y cuero) que me habían regalado, pero yacía entre el abandono y el destrozo. Era genial, bidones de distintos portes (de izquierda a derecha, de más chico a más grande), una caja de verdad (puesta sobre un galón de pintura) alguna tapa de olla y creo que un platillo. Luego, algunos años después, llegaríamos con alguno de esa misma banda a una tocata nuestra, donde estaban todos los instrumentos dispuestos arriba del escenario, con iluminación tenue y una tremenda batería, detrás de la cual me sentaría yo. Esa debe haber sido una de las mejores noches de mi vida. La tocata estuvo simplemente increíble. Tuve varias, en discoteques, universidades, casas, campos, etc. etc. etc., pero ninguna como esa. En el condominio aprendí a tocar guitarra, a escuchar música que en mi vida había escuchado (claro, estábamos creciendo también, en plena época del boom del rock de fines de los 80' y principios de los 90').

Saliendo del colegio (4 meses antes) tuve un accidente que pudo haber sido fatal, pero gracias a la suerte de tener ciertos accesos que lamentablemente no cualquiera podía (o puede) tener, si no te digo, no sabrías que en una sola me quebré y luxé el codo, la nariz en 3 partes, un femur en dos y el otro expuesto. Sin frente. Las maravillas que hace la cirugía plástica reconstructiva (hablo del 93, imagina la estética en 2017). Fue una lección. No entraré en todos los detalles, pero aprendí que la vida es frágil, que tienes que actuar bien, vivir feliz y hoy, no en ayer ni mañana, porque nadie sabe cuándo te va tocar. A veces olvidaba este pensamiento…. Con frecuencia.

Luego la universidad. Me divertí, lo pasé bien, saqué mi título con “normalidad”, encontré un par de amigos, alguna aventura y alguna desventura también (más las segundas que las primeras).
Antes de entrar a la Universidad, yo juraba que quería estudiar música…. Si, era mi pasión (lo sigue siendo, pero la tengo aplastada por la rutina). Pero me tincaba ingeniería comercial y creí que de músico moriría de hambre (tal vez no muera). Mi viejito, que todo lo enseñó, nada lo impuso, me dijo “usted vea qué quiere realmente hacer”. Se me aconcharon… soy ingeniero comercial. En las caminatas de la casa de mi viejo a la mía (se separaron cuando yo tenía 13) siempre me visualizaba como trabajando para el gobierno del entonces candidato y posterior presidente (no sé por qué.. bueno, tuve mala suerte), o bien en un cargo gerencial de alguna empresa extranjera. Y no tuve uno, sino cuatro! Bueno, en dos empresas… ya una filial de la otra.. la misma. Pero igual. Los pensamientos y las palabras hacen realidades….

Queda más…luego les contaré.

Tuve dos amores, de los cuales tengo dos amores que tendré para siempre, Nicolás Alberto y Juan Bautista.