miércoles, 12 de julio de 2017

Un hombre de suerte

Este año ha sido un año de cambios para mí. Además de terminar el duelo por la reciente partida de mi padre (ya más de un año a estas alturas), cerré otros  capítulos de mi vida que me seguían eventualmente penando. Y fue así, como luego de un proceso en gran medida inconsciente, que sin darme cuenta, estoy siendo hoy otra persona a la que estuve acostumbrado a ser. La persona que tal vez siempre quise ser. Ya no estoy pendiente de la inmediatez, ya no espero nada de otras personas. Ya no siento dependencia de ningún tipo con nada ni con nadie. Esto, me recuerda una frase muy valiosa que leí por ahí: “no esperes nada de nadie. Si lo haces, te puedes llevar una gran decepción. Si no, te puedes llevar una gran sorpresa”.

Y es que las cosas se han dado de manera armónica. Antes, hubiera dicho que fue una casualidad que se suscitaran una serie de hechos que desencadenaron mi “transformación”. Pero ahora entiendo que nada fue puesto en mi camino de manera casual. Todo pasa por algo. Eres finalmente lo que piensas, tus pensamientos, acciones y emociones finalmente determinarán cómo serás tú. Pero más aún, estoy cada vez más convencido que todo esto finalmente termina modelando lo que se transforma en tu realidad. He aprendido el poder de la palabra y del pensamiento. No sin bastante esfuerzo, finalmente logré separar los pensamientos negativos; logré dejar de lado los temores y preocupaciones. Finalmente, lo único que hacen es complicarle la vida a uno. Ahora no; me he  dado cuenta (y me sigo dando cuenta todos los días) que la vida es muy, pero muy simple. Que las cosas son buenas salvo que tu las quieras ver de otra forma (claro, shit happens, eso nunca dejará de ser), que hay que disfrutar todo y cada uno de los momentos que la vida te regala. Y así, es como me he sorprendido estos últimos días caminando de manera serena, con una tranquilidad de mente y corazón que creo nunca había logrado. Si no leyeron entradas anteriores, hoy ya hace 25 días que no me fumo un cigarro, luego de 24 años. Y eso es muy importante para mí. No sólo por el hecho de dejar de fumar y lo difícil que puede resultar; sino que ha significado un cambio mucho mayor para mí. No sólo a nivel físico (no andar pasado a pucho, no tener que aislarme para fumar, no tener la casa pasada a cigarro, no andar tosiendo, no andar con los dedos amarillos, etc. etc). A nivel emocional, siento que he dado un gran paso. Y las consecuencias son enormes también. A nivel de seguridad personal, a nivel de sentirme finalmente contento conmigo mismo, incluso hasta me siento “más lindo”. No sé, son muchas cosas las que el dejar el cigarro ha conllevado. O tal vez son una serie de cosas y cambios los que además me llevaron a dejar el cigarro. Como sea, me encuentro en una etapa “feliz”. Y si, decidí que no sea una etapa, que no sea momentáneo. He tomado la decisión de que soy feliz y se acabó: con esto me basta para serlo.

Tengo que hacer una mención especial a Gabriel Bunster, mi coach. Fue un trabajo de varios meses, y a medida que avanzaba el tiempo yo me preguntaba qué es lo que buscábamos y qué lograríamos con esto. Ahora que lo he terminado, tengo todas las preguntas resueltas. (Se los recomiendo).
Voy a dejar una canción que refleja todo esto. Y voy a volver a la época del rock latino, a los grandes GIT.

1 comentario:

  1. Fue un honor acompañarte en el proceso de cambio que viviste y que tan bien describes. Y al contarlo, pareciera tan fácil.
    Si, fue una transformación relevante, donde este blog jugó curiosamente un importante rol y tu decisión y resolución de dejar el pucho, otro switch de la mayor importancia.
    Si, merecías mejores aspiraciones.
    Mucha suerte y estaré atento a tus posteos.

    ResponderEliminar