martes, 8 de agosto de 2017

O no? (opinen)


​Hoy doy inicio a un experimento (social),

Ligeramente dejaré correr un poquito de fantasía al lado de la pavimentada realidad. Y es que a mis 41 considero que no es mal momento para descubrir caminos nuevos. Todo es reinventable. Uno también, y resulta súper entretenido encontrarte haciendo (o no) cosas que antes no hacías (o no). Cosas nuevas.

Con el cigarro ya vamos con un gran cambio; ya es un mes y tres semanas en que ni he tocado un cigarrillo. Ya no soy un esclavo del puto vicio...

Y quiero probar qué pasa si me pongo a escribir. Tampoco tengo la idea de farandulear mi vida privada, hay hartas cosas personales en entradas anteriores, pero no pretendo publicar mi intimidad, no me gustaría llegar a la fama, por esa vía al menos. Lo único que publicaré esta vez, personal y con el afán de dar referencias, es que estoy separado, tengo 41 años, dos hijos, soy heterosexual, y bajé tinder. todavía no sé cómo se usa (😉). Y estoy abierto a seguir con cambios en mi vida, como ha sido este año (soy de los que no le temen a los cambios y cada vez me gustan más los desafíos).

Y ya se acerca la primavera. En una semana, por fin ya no oscurecerá a las seis de la tarde. Hace algunos días, saliendo de mi casa, vi un ciruelo florecido. Y esa ha sido para mi, desde chico, la señal de que la primavera se acerca. Seguramente antes del cambio climático que se ha provocado producto de la codicia, eso ocurría en septiembre; lo vi los primeros dos días de agosto. Según el pronóstico de mi teléfono, en dos semanas ya las máximas superarían incluso los 22, y a las siete con luz. Se acerca, para mi, la mejor época del año. Cuando toda la gente vuelve a sonreir (pese a que la mayor tasa de suicidios ocurre en primavera). Cuando ya no tienes que abrigarte hasta los dientes para salir. Cuando florece el romanticismo y todas esas cosas lindas. Empieza a abundar el olor a carbón prendido. Más tarde, la carne, todos enfiestados, felices, dañados de vuelta al trabajo los que tomaron vacaciones y los que se tomaron literal el feriado. Y volando nos instalan al viejo pascuero en todos los supermercados, en la tele, en la radio, en todos lados. Y la locura de compra y consumismo, gente estresada por todos lados, tacos, peleas, choques, noche "buena" (todo lo que hubo que pasar para llegar a ella). Una semana de trabajo y año nuevo. Abrazos todos, todos nos queremos. Al día siguiente, si te he visto, no me acuerdo.

Y año tras año es lo mismo. Me encanta fin de año, que en lo personal tiene muchos cumpleaños familiares, incluído el mío. Pero tanta pose, tanto consumo, tanto estrés, tanta estupidez a veces... no sé. Ojalá como sociedad chilena pudiéramos ser todos como la noche de año nuevo o navidad (ni un minuto antes ni después de ambas, por favor) . Amables, abrazarnos querernos. No costaría nada y sería otro país.

Recién pasó el día del niño. La televisión nos tiene ya casi que obligados a comprarles regalos (ojalá en multitienda o supermercado) a los niños. En mi época, día del niño? Las pinzas.... Y no es que lo haya querido tener. Esto me parece un simple invento comercial para inflar ventas (ok, buena estrategia de marketing, ya lo instalaron y es seguramente la época de mayor venta de juguetes, después de navidad). Y la "modernidad" se ha encargado de vendernos todo. Desde la pascua de resurrección hasta la navidad, dos fechas supuestamente católicas que se han convertido en un compromiso de regalar.... cosas. Y eso es lo fome, para mí que cada vez menos me interesan estas fechas hasta donde los ateos instalan pesebres en sus livings. No sé, vi mucha gente haciendo cosas especiales con sus hijos el día del niño. Así como si fuera una ocasión especial. ¿Y qué tal si les hacemos, cada vez que podamos, una ocasión especial a nuestros hijos? ¿Por qué esperar el día del niño para hacerlo? ¿Es necesario que le des un regalo porque la masa lo dice y  hace? Yo no vivo con mis niños, pero trato de demostrarles el amor que les tengo cada vez que estoy con ellos. No necesito una fecha ni comprar por obligación.

5 comentarios:

  1. Anita Aguirrebeña Labra8 de agosto de 2017, 17:58

    Fin de año para mí es agridulce, aunque no caiga en el sistema del consumismo, el llegar a Diciembre te obliga a decir "Y se acabó el año..." Mientras en silencio repasas todas las cosas que querías hacrr y no alcanzaste y dudas si considerarlo un fracaso o en verdad no había tiempo. Y esas son las que no hiciste de las que recuerdas! Por suerte uno no anota cada autodesafio que se plantea en los momentos más insólitos, es bueno olvidar algunos sin cargar con más culpa. Además es una semana y se acaba el año. Y el año nuevo te deja empezar un nuevo libro, en la primera página, con lápices de colores y subrayando con regla. 52 semanas desde cero, semanas felices, semanas tristes, otras difíciles y otras que pareciera que el calendario se las saltó. Un balance y un nuevo comienzo. Todo en una semana. La única semana, a mi juicio, que es la mezcla perfecta de melancolía y esperanza. Muy inspirador tu blog Chico, me hizo pensar.

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    1. Que buena reflexión Anita! En verdad me volaste la cabeza.. me hiciste "vivir" toda la locura que ello conlleva. Y claro, me dices "me hizo pensar", porque es tan inherente que ni cuenta nos damos. Y esa es la idea... hablar, escribir, conversar, expandirse. Gracias!

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  2. Excelente posteo Chico, gracias por ayudarme a reflexionar. Sobretodo cuando todavia hay tiempo para reformular las metas y objetivos propuestos y asi el fin de año sea mas dulce que amargo.

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  3. Sebastián: suscribo todo lo que dices; aun más, pienso que es una reflexión que desliza una buena toma de conciencia. Vamos por más de eso, por favor.
    Gracias y saludos

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